Hojas de río.

lunes, septiembre 07, 2009

Los días pasaban como hojas en un río, el tiempo duraba segundos.

Sentados ahí, viendo la noche, solíamos decirnos todo sin hablar, no hacía falta más que vernos a los ojos y sonreír.

Esa noche pensaba en el día que nos conocimos, yo siempre quise hacer parecer que nuestro encuentro había sido obra de la providencia, algo magnífico, una unión inminente, anunciada desde el inicio de los tiempos, y que en un momento ya pasado, se había concretado.

Tú siempre lo viste de forma menos fantasiosa, venías huyendo de ti misma y nos encontramos, así, sin más ni más. Todo parecía ser una simple coincidencia.

- Así es como fue - decías -, igual estuvo bien. Venía huyendo y cuando subí ... te encontré.

Yo aceptaba sin cuestionarlo, pero en el fondo quería quedarme sólo con el momento en que nos hablamos por vez primera, el instante mismo del encuentro, no con el porqué de nuestro encuentro, si partía de ese punto mi historia podía encajar perfectamente y el resto tomaba un sentido poético.

En silencio, gozábamos del aire aromático de la noche antes de una llovizna. Yo sentía algo muy raro en el pecho, tenía ganas de decirte algo, cualquier cosa, de abrir la boca y dejar salir las palabras, de gritar. A veces las palabras tienen la necesidad de ser nombradas, sin este impulso no podríamos pronunciar palabras como amor o soledad.

Miré al frente, del cielo caían pequeñas mariposas blancas emulando su propia muerte, el viento las arrullaba lentamente de un lado al otro hasta dejarlas en su último lecho.

- Es un noche hermosa -dije- ha empezado a llover.

Volteaste al cielo.

- Sí, es una lluvia hermosa...



1 vituperaciones:

Anónimo dijo...

-es una noche hermosa...ha empezado a llover.
-sí, es una lluvia hermosa.

viví un instante como este último que compartes,solo que ya no recuerdo bien en dónde fue, ni a qué hora, tan solo guardo a esa persona y su mirada que se perdia en la mía. sin pretensiones.
un saludo.


Christopher McCandless T.