Y puesto que debemos vivir y no nos suicidamos
Mientras vivamos juguemos
-Vicente Huidobro-
Terminar algo después de un gran esfuerzo es una experiencia sublime, meses en que el cuerpo ha estado exhausto, pero el espíritu se sabe más vivo que nunca, palpitante, revitalizado; se es libre pero a la vez no se tienen las fuerzas para serlo y sólo se piensa en caminar y caminar sin ninguna preocupación del pasado, en abrir la puerta de casa, en tomar una bocanada de aire, en sentarse en el sofá y en los planes a futuro un poco difusos; se piensa en tomar un café con un libro en la mano viendo deslizarse en silencio a los carros de asfalto, de lluvia, de luces, de asfalto. Pero a la vez, se siente algo extraño, en el fondo, un vacío. El vacío de la meta alcanzada que ha desplazado el cumplimiento. Algo falta que se había vuelto costumbre. El mundo se abre ante nuestro rostro, todo es posible y probable nuevamente.
Y leer, leer y leer. Caminar.
Estos límites son marcas de tiempo imaginarias que dividen nuestra vida en episodios, ninguno se contrapone, todos se complementan. Pero las cosas no terminan aquí, es tan sólo una parada, el viaje sigue porque seguimos vivos, el momento lo confirma.
Seguimos viajando por esta gran autopista que se extiende hasta perderse en el horizonte, a veces de ray, a veces en primera clase...
[Serú Girán - Viernes 3 am]