El yo sirve a tres severos amos: el mundo exterior, el super-yo y el ello. El yo debe servir a las demandas del ello, pero teniendo en cuanta las exigencias del mundo exterior y la vigilancia del super-yo, que le impone determinadas normas de conducta. «De este modo, dirigido por el ello, observado por el super-yo, rechazado por la realidad, el yo lucha por llevar a cabo su misión económica, la de establecer una armonía entre las fuerzas y los influjos que actúan en él y sobre él, y comprendemos por qué, a veces, no podemos menos de exclamar:
"¡Qué difícil es la vida!"».
El YO, el ELLO y el SUPER-YO
domingo, abril 24, 2005Lo que creyó ver Ulises Valderrama a las 11:25 p.m.
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No creo en Freud
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